
Helen Van Meene explica sus retratos como un forma de “esculpir sobre un alma” sometiendo a sus modelos a un “ataque de amor” añade que desea buscar fuera de la belleza canónica y los patrones de
las modas corporales a la “Venus que hay en cada chica” pese a la
“incomodidad y el miedo” que puedan sentir ellas por la situación
—porque toda foto consentida tiene una intención violadora—.
También dice que “Es muy fácil hacer una foto de una chica insegura, no tiene nada de
especial. Es bastante más complicado hacer que una chica insegura
parezca la Reina Isabel”.
A mi me recuerda mucho a Rineke Dijkstra y sus adolescentes emergiendo del mar.