martes, 26 de junio de 2007

Un partido que no debió jugarse





Un gran día de fiesta que sólo podía estropear la propia final. La noche era para que las dos aficiones bajaran al césped y culminaran un día fantástico de mezcla de pasiones.
Una final que estropeó a ¡un sexto! del campo, grandes aficionados getafenses que llevaron con orgullo su desilusión. Una final que dejó somnolienta a una ciudad dormitorio que esperaba ver el amanecer entre cánticos de su gente.

1 comentario:

LUIS CAMACHO dijo...

Fútbol es fútbol