jueves, 2 de mayo de 2013

Para la reflexión

Aqui os dejo este interesante texto para la reflexión que ha escrito el fotógrafo Carlos Spottorno en su blog Asuntos fotográficos http://www.spottorno.com/  espero que lo mastiquéis, saboreéis  y lo digeríais.
Ya estamos en lo que venía después.
Así lo formuló el otro día mi amigo Carlos Holemans, hablando del modelo de negocio para las agencias de publicidad. Y yo rescato ese concepto, que veo muy acertado para cualquier ámbito al que se lo queramos aplicar. Y desde luego, la fotografía no se queda fuera. 
Cuando yo empecé a trabajar de fotógrafo, aún centrado sólo en la publi, aún usaba cámara de formato medio de película. Una magnífica Pentax 67 con mango de madera. Era una antigualla ya entonces, pero molaba todo y eso era suficiente. Aún la guardo y algunos saben de dónde la saqué.
Sin embargo, ninguna foto llegaba a su destino final sin haber sido escaneada y haber pasado por Photoshop aunque fuera un poquito. Eso singnifica que no necesitaba saber demasiado de positivado para hacer imágenes impactantes. También me podía permitir un cierto margen de flexibilidad y hasta de errores, porque sabía que siempre podía retocar la imagen y borrar la clásica pata de trípode que se te cuela, o unas ojeras difíciles de ocultar. Los fotógrafos más mayores, acostumbrados a la más absoluta perfección pre-disparo vieron cómo gente de mi generación hacían fotos como las suyas con menos exigencia y por lo tanto, más baratas. No creáis que les afectó sólo a los fotógrafos. Los maquilladores también vieron reducidos sus sueldos. A partir del Photoshop, el maquillaje podía ser regulero y por lo tanto no hacía falta gastar tanto. Lo mismo vale para las modelos, que vieron cómo gente más imperfecta y por lo tanto más barata, se colaba en las grandes campañas de la mano del mágico Photoshop. Los constructores de decorados también vieron devaluado su trabajo, al entrar en la competición gente menos competente, pero más rápida y por supuesto... más barata. Los retocadores pasaron de trabajar en grandes empresas con sueldo fijo, a convertirse en autónomos, trabajando en casa, sin más gastos que los domésticos normales, y en consecuencia... más baratos. Los fotógrafos empiezan a hacer sus propios retoques, por lo que el gremio de retocadores ahora tiene que competir con los que antes les proporcionaban trabajo. El retoque se convierte simplemente en un valor añadido, así que se cobra como extra, no como partida principal. Luego entran en escena los fotógrafos que ni siquiera han trabajado con cámaras mecánicas y a quienes no asusta disparar a 800 ISO, porque sus nuevas cámaras se lo permiten. Contra esos, en el ámbito del disparo directo, la competencia se hace feroz. De pronto miles de personas que nunca se hubieran atrevido con un fotómetro y carretes de 12 disparos, se autoproclaman fotógrafos, y no sin razón. En el ámbito del periodismo, lo mismo. Gracias a los vuelos low cost, viajar al ojo del huracán es cuestión de pocos euros. La posiblidad de transmitir fotos sin necesidad de aparatos vía satélite hace posible que haya freelances o simplemente espontáneos, en casi cualquier rincón del mundo. El único ámbito restringido, hoy por hoy, es el frente, y tampoco tanto. Lejos quedan los días en los que las fotos del día después de un gran terremoto las entregaba el corresponsal de área o el más rápido en subirse a un vuelo. Es más, los fotógrafos locales ya no son aprendices. Ya lo hacen igual de bien que los de fuera. Hoy, si no son fotos del hecho mismo, en el momento que ocurre, no valen casi nada. Así que ¿qué queda?. Queda la imagen de aquello a lo que sólo unos poquísimos llegan, como es el caso de los bravos fotógrafos que están operando en Siria. Queda la imagen técnicamente perfecta, el fotomontaje publicitario muy complejo y caro; queda el retrato a la gente inaccesible, la moda, que al fin y al cabo tiene 2 temporadas anuales. Qudan los proyectos largos que son casi como tésis doctorales. Quda, en realidad, como siempre, el trabajo duro. También hay sitio para el vídeo, porque la capacidad narrativa y la dimensión del montaje aún no es algo que esté al alcance de cualquiera. Pero no tardará demasiado en ser un conocimento de uso común. Le doy como mucho 10 años antes de que un becario cualquiera sea capaz de producir un video decente para su empresa. Por supuesto, lo mismo en el periodismo. No, perdón, en el periodismo mucho antes. Y no, no me olvido de la fotografía como objeto de Arte. también queda; Pero queda con la misma persistencia y volatilidad que cualquier otro bien que sea objeto de la especulación. Dura lo que dura. Hasta que se den varios casos como el de Eggleston y lo dinamiten por completo.
La de fotógrafo es una profesión que no tiene ningún tipo de barrera profesional. Cualquiera, literalmente cualquiera, puede ser fotógrafo si lo desea. No hay que estudiar, no hay que estar colegiado. Basta una cámara, una web con plantilla gratis y 30 fotos bien hechas. Nada que ver con los 10 años de medicina, los MBA, los doctorados, las licencias de piloto, o unas simples oposiciones. La fotografía es un trabajo de depredadores. Es en mar abierto y luchan sardinas contra tiburones, sin distinción de categorías. No hay un momento a partir del cual las cosas sean más fáciles. Es a brazo partido todos los días. La fotografía es ya casi como el verbo. Algo que se suelta y se lo lleva el viento. Es muy difícil sacarle rendimiento a una frase suelta, o a una foto de Instagram. Hay que hacer algo con toda esa materia prima para poder venderla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno el documental de egleston, pero la reflexion se olvida de una cosa que muchos fotografos famosos dicen, lo importante es el fotografo, o la mirada, por que la fotografia se puede hacer con una caja de carton, y una lente, la mirada se tiene o no se tiene, y marca una diferencia.

jose l. pindado dijo...

Un gran texto. Real como la vida misma. Lo suscribo al 100% Me ha gustado el comentario: "La fotografía es un trabajo de depredadores. Es en mar abierto y luchan sardinas contra tiburones, sin distinción de categorías"
Estamos en un oficio compartido con todo el mundo. Así es como hay una verdadera selección natural. Las buenas fotografías, pueden no llegar a ser conocidas nunca, pero no por ello dejarán de serlo.
Y la meta es perseguir la buena fotografía. Una tarea sin fin. Pero también un leif motiv sin fin.