viernes, 5 de mayo de 2006

Natalia

La historia de Natalia es de esas historias sobre la inmigración donde todo lo sucedido ha sido como un cuento de “Hadas”. Natalia nació y vivió hasta su adolescencia en Cabo Verde, antigua colonia portuguesa. Una prolongada sequía arruino la economía de las islas y muchos caboverdianos tuvieron que emigrar al extranjero, principalmente a Portugal para poder sobrevivir. Natalia llego a Lisboa días antes de la revolución de los claveles, que si no recuerdo mal fue en abril de 1974. Rápido encontró trabajo en una fábrica, pero las condiciones laborales eran mejorables, recordemos que estamos en plena crisis del petróleo. A principio de los 80 surgió la oportunidad de trabajar en el campo con mejores condiciones económicas en Girona y no se lo pensó dos veces, se vino para España junto a unos compatriotas, siendo estos de los primeros inmigrantes económicos que llegaban a España, cuando aun nuestro país era tierra de emigrantes. Al poco tiempo de llegar, en Alcañiz provincia de Teruel que también existe, se estaba construyendo una de las cementeras más grandes de España y se necesitaba mano de obra, a si que volvió a surgir la oportunidad de tener una mejora económica, y se traslado a este pueblo. Este nuevo traslado coincidió con el embarazo de su única hija a si que decidió regularizar su situación, la sorpresa resulto ser que fue la primera mujer de color que se censo en Aragón. La acogida en Alcañiz fue fabulosa para Natalia y sus compatriotas a pesar de que para muchos de los habitantes de Alcañiz era la primera vez que veían a personas “negras”. Una concejal de este pueblo atribuye esta buena acogida a que durante muchos siglos en Alcañiz convivieron Moros, Cristianos y Judíos y que por estas tierras nunca hubo ni guerras, ni reconquistas ni nada parecido hasta que llegaron los Reyes Católicos… según esta concejal tantos siglos de convivencia crearon un gen especial de tolerancia en sus paisanos. A Natalia rápidamente la pusieron un mote o apodo y este era Miss así llamada porque según parece era bastante guapa y doy fe pues mirar que porte tiene a pesar de su edad. La integración fue tal y tan rápida que nunca tuvo problemas de dejar a su hija al cuidado de algún vecino, pedir favores o invitar a medio pueblo a la comunión de su niña. Pudo haber emigrado una vez más para ganar mucho más dinero a Holanda pero decidió quedarse definitivamente en España pues la complicidad que tenia con su entorno no tenia precio además su hija era española. Como el tiempo no pasa en balde llego su nieta y por aquello de dejar algo de herencia monto un bar-restaurante que regenta junto a su hija y os puedo asegurar que cocinan de maravilla, el restaurante esta especializado como no podía ser de otra manera en pescado, recordemos que como islas que son, la alimentación de Cabo Verde se basa en la pesca. A si que si pasáis por Alcañiz preguntar por el Bar Cruz y Raya que esta junto a la Plaza Mayor y por el módico precio de 10 € pedir una parrillada de pescado y marisco que vais a comer como auténticos groumets.

Ya os dije que era una historia bonita que me apetecía compartir con todos vosotros, ojala todas las historias de inmigración fueran así.

Continuara…

2 comentarios:

LENDA dijo...

Que guapa Sito, como has captado su mirada, el reflejo de su historia. Impresionante.

photoVillaverde dijo...

Reportero integral:"dicesé de aquel que a su bella prosa, acompaña con hermosas imágenes".